Alimentación alcalina y ganancia muscular
La mayoría de los alimentos
que comemos tiene un efecto acidificante en nuestro cuerpo
y esto es un efecto negativo.
Empezamos por las bebidas,
y refrescos, el alcohol, la
bollería, trigo refinado en
todo tipo de panes, bocadillos,
pastas y arroz y en especial
las carnes, sobre todo las
rojas.
Además que en nuestro deporte
que es el culturismo, comemos gran cantidad de carne y proteína, la mayoría alimentos acidificantes y esto entorpece la absorción de nutrientes.
Inicialmente conviene explicar lo que significa acidez y alcalinidad. Estos dos términos responden a la forma de clasificar la reacción de cualquier elemento. El grado de acidez o alcalinidad se mide a través de una escala llamada de pH (potencial de hidrógeno) que va de O (extremo ácido) a 14 (extremo alcalino), ubicándose en el centro (7) el valor neutro. O sea que entre O y 7 tenemos los valores de acidez y de 7 a 14 los de alcalinidad.
Por lo general resultan acidificantes aquellos alimentos que poseen un alto contenido de azufre, fósforo y cloro.
En cambio son alcalinizantes aquellos que contienen buena dosis de: calcio, magnesio, sodio y potasio.
Los alimentos que consumimos se transforman en desechos acídicos y la importancia de expulsarlos a su debido tiempo es sumamente importante.
La sangre acídica se coagula más rápidamente y provoca que se obstruyan las venas. La sobre-acidez interfiere con la vida misma, es principalmente la responsable de todas las enfermedades, incluyendo ataques cardiacos, envejecimiento prematuro y la obesidad.
Funcionamiento
El pH acídicos interfiere con la absorción de minerales por lo que la absorción del calcio será ineficiente. El exceso de acidez debilita todos nuestros sistemas y obliga al cuerpo a obtener los minerales no recibidos de los órganos vitales y huesos tratando de neutralizar la acidez.
A nivel celular se produce una especie de combustión interna, ya que se libera calor corporal. Los residuos que se originan en este proceso de combustión, son de naturaleza ácida y deben ser evacuados del organismo a través de las vías naturales de eliminación (riñones, intestino, piel y pulmones).
Para cumplir adecuadamente esta tarea la sangre debe mantener un ligero nivel de alcalinidad. En una persona sana el pH de la sangre (la linfa, el líquido cefaloraquídeo, etc.) se ubica entre 7,40 y 7,45. Cuando se incrementa el nivel de acidez, debido a ciertos mecanismos de autorregulación, la sangre logra conservar este vital equilibrio. Lo hace a través del aporte de bases (álcalis) que neutralizan los ácidos. Por ello, para obtener un sano metabolismo celular, es preciso que junto al oxígeno, la sangre tenga un constante flujo de sustancias de naturaleza alcalina, a fin de poder neutralizar los ácidos.
En primera instancia la sangre obtiene estas bases de los alimentos. En caso de ulterior necesidad -sea por exceso de ácidos o por carencias nutricionales de bases- puede recurrir a la reserva alcalina de huesos, dientes, tejidos. De este modo la sangre se convierte en un “ladrón” de la estructura orgánica, con el solo objetivo de restablecer el vital equilibrio ácido-básico. Así se pone en marcha el mecanismo de descalcificación y desmineralización. Estos mecanismos nos llevan al desgaste de huesos, degeneración de las articulaciones, cabello débil, lesiones en mucosas, afecciones en vías respiratorias.
De esto se desprende que debemos ser cuidadosos en el aporte de alcalinizantes que realizamos a nuestro cuerpo a través de los alimentos que ingerimos, tratando de evitar alimentos y situaciones acidificantes. Un tiempo prolongado con el cuerpo acídico es lo mismo que la corrosión, este corroería los tejidos, venas y arterias. Cuando el pH se vuelve acídico hay deficiencia de oxigeno, esto provoca que se creen microformas anaeróbicas dañinas, las formaciones de gérmenes, hongos y virus.
La nutrición
Es importante conocer aspectos que tienen que ver con la preparación misma de las comidas. Por ejemplo: se ha demostrado que un 40-60% de los elementos minerales y un 95% de las vitaminas y bases se pierden en el agua de cocción de las verduras. Resulta entonces que el alto contenido de bases que poseen las verduras y que resulta tan útil para el equilibrio sanguíneo, se desvaloriza.
De allí la importancia del sistema oriental de cocer las verduras al vapor en cestas de acero o bambú, o sea sin que estén en contacto directo con el agua. También comprendemos el alto valor terapéutico de los caldos, que conservan todo el contenido alcalino de las verduras y que resultan tan equilibrantes en enfermos y convalecientes.
En general los cereales generan desechos ácidos más en el trigo y maíz y menos en cebada, quínoa. Por su parte las legumbres y semillas son ligeramente acidificantes por su contenido proteico, pero con variedades.
Los lácteos son elementos acidificantes, la leche fresca sin pasteurizar resulta algo más alcalina. Ciertas cualidades de los alimentos se pierden en el agua de cocción, de ahí la importancia de la cocción al vapor. Por eso es importante el valor nutricional de los caldos que conservan todo el contenido alcalino de las verduras y que resultan tan equilibrantes en enfermos y convalecientes.
Tabla de alimentos alcalinizantes y acificantes:
Síntomas de exceso de acidez
1 El estado psíquico.
Tristeza, hiper-emotividad, tendencia a la depresión, nerviosismo, irritabilidad.
2 La cabeza.
Dolores de cabeza, conjuntivitis, palidez.
3 La boca.
Saliva ácida, encías inflamadas y sensibles, alta irritación de las amígdalas y faringitis que conduce infecciones repetitivas de las mucosas.
4 Los dientes.
Caries y dientes agrietados o frágiles.
Sensibilidad de los dientes al contacto con alimentos fríos, calientes o ácidos.
5 El estómago.
Acidez estomacal, eructos ácidos, espasmos, dolores estomacales, gastritis y hasta úlceras.
6 Los intestinos.
Ardor en el recto, predisposición a las inflamaciones intestinales y decoloramiento de las haces por agotamiento.
7 Los riñones y la vesícula.
Orina ácida, irritación y ardor en la vejiga y uretra. Cálculos renales y de la vejiga .
8 Las vías respiratorias.
Sensibilidad de las vías respiratorias al frío, frecuentes resfriados, bronquitis, sinusitis, anginas, hipertrofia de las amígdalas, tendencia a las alergias, tos y garganta áspera por irritación de ésta.
9 La piel.
Sudor ácido, piel seca e irritaciones.
Grietas entre los dedos y alrededor de las uñas, micosis, granos, eczemas diversos.
10 La uñas.
Las uñas se adelgazan, se parten y se quiebran con facilidad.
Estrías y manchas blancas.
11 Los músuclos.
Calambres y espasmos, tendencia a la tetania, al lumbago y tortícolis.
12 El sistema Óseo articular.
Desmineralización de los huesos: osteoporosis, osteomalacia y raquitismo.
Fracturas y lentitud en su consolidación. Crujido de las articulaciones, bloqueo de las vértebras, reumatismo, artrosis, artritis, ciáticas y hernia discal.
Dolores articulares migratorios.
13 El sistema circulatorio.
Hipotensión, mala circulación, extrema sensibilidad al frío. Tendencia a la anemia y a las hemorragias. Sabañones.
14 Las glándulas endocrinas.
Agotamiento e hipofuncionamiento de las glándulas en general, excepto la tiroides, que tiene tendencia acelerarse.
15 Los órganos genitales.
Inflamación de las vías genitales por los ácidos. Se favorecen de infecciones.
16 El sistema nervioso.
Sensibilidad desmesurada al dolor en general, insomnio.
Clasificación de los alimentos
Conclusion
que comemos tiene un efecto acidificante en nuestro cuerpo
y esto es un efecto negativo.
Empezamos por las bebidas,
y refrescos, el alcohol, la
bollería, trigo refinado en
todo tipo de panes, bocadillos,
pastas y arroz y en especial
las carnes, sobre todo las
rojas.
Además que en nuestro deporte
que es el culturismo, comemos gran cantidad de carne y proteína, la mayoría alimentos acidificantes y esto entorpece la absorción de nutrientes.
Inicialmente conviene explicar lo que significa acidez y alcalinidad. Estos dos términos responden a la forma de clasificar la reacción de cualquier elemento. El grado de acidez o alcalinidad se mide a través de una escala llamada de pH (potencial de hidrógeno) que va de O (extremo ácido) a 14 (extremo alcalino), ubicándose en el centro (7) el valor neutro. O sea que entre O y 7 tenemos los valores de acidez y de 7 a 14 los de alcalinidad.
Todos los nutrientes de nuestra dieta tienen distintos grados de acidez o alcalinidad. El agua pura, que es neutra, tiene un pH 7,07. Básicamente, todas las frutas y verduras resultan alcalinizantes.
También los minerales juegan un rol importante en el comportamiento acidificante o alcalinizante de los alimentos y nos permiten hacer una elección más consciente.
También los minerales juegan un rol importante en el comportamiento acidificante o alcalinizante de los alimentos y nos permiten hacer una elección más consciente.
Por lo general resultan acidificantes aquellos alimentos que poseen un alto contenido de azufre, fósforo y cloro.
En cambio son alcalinizantes aquellos que contienen buena dosis de: calcio, magnesio, sodio y potasio.
Los alimentos que consumimos se transforman en desechos acídicos y la importancia de expulsarlos a su debido tiempo es sumamente importante.
La sangre acídica se coagula más rápidamente y provoca que se obstruyan las venas. La sobre-acidez interfiere con la vida misma, es principalmente la responsable de todas las enfermedades, incluyendo ataques cardiacos, envejecimiento prematuro y la obesidad.
Funcionamiento
Nuestras células son levemente acidas pero están rodeadas de un fluido alcalino. La polaridad es esencial en la química o para el intercambio de energía pero esta se dificulta con la acidez. Esta es una de las razones por que las personas pierden su energía.
El pH acídicos interfiere con la absorción de minerales por lo que la absorción del calcio será ineficiente. El exceso de acidez debilita todos nuestros sistemas y obliga al cuerpo a obtener los minerales no recibidos de los órganos vitales y huesos tratando de neutralizar la acidez.
El cuerpo crea el colesterol (depósitos de grasas) para proteger la acumulación del mortiferos desechos acidos critalizados fuera de los organos vitales como el higado, corazón y riñones. La obesidad es un problema de sistemas acidicos, ya que en estos casos, la grasa, salva nuestra vida. Explica el Dr. Robert Young.
El agua ordinaria o destilada es neutral (pH 7), las bebidas azucaradas como las colas son acidicas (pH 2.5).
El agua ordinaria o destilada es neutral (pH 7), las bebidas azucaradas como las colas son acidicas (pH 2.5).
Por lo tanto nuestras células que componen nuestro organismo, necesitan alimentarse, eliminar residuos y renovarse constantemente. En este sentido, la sangre cumple dos funciones vitales:
- Llevar a todas las células los materiales nutritivos que necesitan
- Retirar de ellas los residuos tóxicos y ácidos que se producen como resultado de la transformación de dichos nutrientes (metabolismo).
A nivel celular se produce una especie de combustión interna, ya que se libera calor corporal. Los residuos que se originan en este proceso de combustión, son de naturaleza ácida y deben ser evacuados del organismo a través de las vías naturales de eliminación (riñones, intestino, piel y pulmones).
Para cumplir adecuadamente esta tarea la sangre debe mantener un ligero nivel de alcalinidad. En una persona sana el pH de la sangre (la linfa, el líquido cefaloraquídeo, etc.) se ubica entre 7,40 y 7,45. Cuando se incrementa el nivel de acidez, debido a ciertos mecanismos de autorregulación, la sangre logra conservar este vital equilibrio. Lo hace a través del aporte de bases (álcalis) que neutralizan los ácidos. Por ello, para obtener un sano metabolismo celular, es preciso que junto al oxígeno, la sangre tenga un constante flujo de sustancias de naturaleza alcalina, a fin de poder neutralizar los ácidos.
En primera instancia la sangre obtiene estas bases de los alimentos. En caso de ulterior necesidad -sea por exceso de ácidos o por carencias nutricionales de bases- puede recurrir a la reserva alcalina de huesos, dientes, tejidos. De este modo la sangre se convierte en un “ladrón” de la estructura orgánica, con el solo objetivo de restablecer el vital equilibrio ácido-básico. Así se pone en marcha el mecanismo de descalcificación y desmineralización. Estos mecanismos nos llevan al desgaste de huesos, degeneración de las articulaciones, cabello débil, lesiones en mucosas, afecciones en vías respiratorias.
De esto se desprende que debemos ser cuidadosos en el aporte de alcalinizantes que realizamos a nuestro cuerpo a través de los alimentos que ingerimos, tratando de evitar alimentos y situaciones acidificantes. Un tiempo prolongado con el cuerpo acídico es lo mismo que la corrosión, este corroería los tejidos, venas y arterias. Cuando el pH se vuelve acídico hay deficiencia de oxigeno, esto provoca que se creen microformas anaeróbicas dañinas, las formaciones de gérmenes, hongos y virus.
Es importante conocer aspectos que tienen que ver con la preparación misma de las comidas. Por ejemplo: se ha demostrado que un 40-60% de los elementos minerales y un 95% de las vitaminas y bases se pierden en el agua de cocción de las verduras. Resulta entonces que el alto contenido de bases que poseen las verduras y que resulta tan útil para el equilibrio sanguíneo, se desvaloriza.
De allí la importancia del sistema oriental de cocer las verduras al vapor en cestas de acero o bambú, o sea sin que estén en contacto directo con el agua. También comprendemos el alto valor terapéutico de los caldos, que conservan todo el contenido alcalino de las verduras y que resultan tan equilibrantes en enfermos y convalecientes.
En general los cereales generan desechos ácidos más en el trigo y maíz y menos en cebada, quínoa. Por su parte las legumbres y semillas son ligeramente acidificantes por su contenido proteico, pero con variedades.
Los lácteos son elementos acidificantes, la leche fresca sin pasteurizar resulta algo más alcalina. Ciertas cualidades de los alimentos se pierden en el agua de cocción, de ahí la importancia de la cocción al vapor. Por eso es importante el valor nutricional de los caldos que conservan todo el contenido alcalino de las verduras y que resultan tan equilibrantes en enfermos y convalecientes.
Tabla de alimentos alcalinizantes y acificantes:
Síntomas de exceso de acidez
1 El estado psíquico.
Tristeza, hiper-emotividad, tendencia a la depresión, nerviosismo, irritabilidad.
2 La cabeza.
Dolores de cabeza, conjuntivitis, palidez.
3 La boca.
Saliva ácida, encías inflamadas y sensibles, alta irritación de las amígdalas y faringitis que conduce infecciones repetitivas de las mucosas.
4 Los dientes.
Caries y dientes agrietados o frágiles.
Sensibilidad de los dientes al contacto con alimentos fríos, calientes o ácidos.
5 El estómago.
Acidez estomacal, eructos ácidos, espasmos, dolores estomacales, gastritis y hasta úlceras.
6 Los intestinos.
Ardor en el recto, predisposición a las inflamaciones intestinales y decoloramiento de las haces por agotamiento.
7 Los riñones y la vesícula.
Orina ácida, irritación y ardor en la vejiga y uretra. Cálculos renales y de la vejiga .
8 Las vías respiratorias.
Sensibilidad de las vías respiratorias al frío, frecuentes resfriados, bronquitis, sinusitis, anginas, hipertrofia de las amígdalas, tendencia a las alergias, tos y garganta áspera por irritación de ésta.
9 La piel.
Sudor ácido, piel seca e irritaciones.
Grietas entre los dedos y alrededor de las uñas, micosis, granos, eczemas diversos.
10 La uñas.
Las uñas se adelgazan, se parten y se quiebran con facilidad.
Estrías y manchas blancas.
11 Los músuclos.
Calambres y espasmos, tendencia a la tetania, al lumbago y tortícolis.
12 El sistema Óseo articular.
Desmineralización de los huesos: osteoporosis, osteomalacia y raquitismo.
Fracturas y lentitud en su consolidación. Crujido de las articulaciones, bloqueo de las vértebras, reumatismo, artrosis, artritis, ciáticas y hernia discal.
Dolores articulares migratorios.
13 El sistema circulatorio.
Hipotensión, mala circulación, extrema sensibilidad al frío. Tendencia a la anemia y a las hemorragias. Sabañones.
14 Las glándulas endocrinas.
Agotamiento e hipofuncionamiento de las glándulas en general, excepto la tiroides, que tiene tendencia acelerarse.
15 Los órganos genitales.
Inflamación de las vías genitales por los ácidos. Se favorecen de infecciones.
16 El sistema nervioso.
Sensibilidad desmesurada al dolor en general, insomnio.
Clasificación de los alimentos
Conclusion
Como nuestra alimentación es bastante acidificante por el consumo protéico, hay que intentar alcalinizar con los demás alimentos y verduras. El mejor alcalinizante que hay es el bicarbonato sódico, este tomado al levantarnos en ayunas junto al jugo de medio limón es excelente. Otros suplementos que nos pueden ayudar son el calcio de coral, la acetilcisteina y el PH Total control
Culturismototal: Eduardo Dominguez
Culturismototal: Eduardo Dominguez
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